Cuando exponemos la piel a la luz ultravioleta del sol o a fuentes artificiales como las cámaras de bronceado, estas células queratinocitarias se activan, lo que provoca la síntesis de nuevas fibras de colágeno y el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos en un proceso denominado “fotoenvejecimiento” o “fotoenvejecimiento”. La Vitamina D/D3 desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de una piel sana, ya que ayuda a activar estas células queratinocitarias, lo que da lugar a la síntesis de más fibras de colágeno y al mantenimiento de la elasticidad, la hidratación, la tersura, el tono y la producción de pigmento. Todos tenemos diferentes niveles de exposición al sol a lo largo del año en función de dónde vivamos. Las personas que viven muy al norte (conocidas como “habitantes del sol”) o las que permanecen en casa la mayor parte del día pueden necesitar vitamina D adicional procedente de fuentes dietéticas o suplementos.
¿Es posible aumentar sus niveles de vitamina D?
El cuerpo humano tiene dos tipos de células pigmentarias que producen vitamina D: los melanocitos y los queratinocitos. Cuando nos exponemos a la luz solar, nuestros melanocitos se activan y producen nuevos pigmentos llamados melanina, mientras que los queratinocitos se activan y producen más aceites. Cuando nuestros niveles de vitamina D son bajos, podemos tomar un suplemento oral o exponer la piel a la luz solar. La mejor forma de exponer la piel a la luz solar es con un protector solar que proteja de los rayos ultravioleta, pero también puede llevar una camiseta o un sombrero que le cubra la mayor parte de la piel y protegerse los ojos. Debe exponer su piel a la luz solar entre 10 y 20 minutos dos o tres días a la semana para aumentar sus niveles de vitamina D. Mientras te expones al sol, bebe mucha agua para que la piel no se enrojezca.
La carencia de vitamina D y sus síntomas
El principal síntoma de la carencia de vitamina D es el raquitismo, que consiste en el reblandecimiento y debilitamiento de los huesos en los niños. Otros síntomas de la carencia de vitamina D son la piel seca, la osteoporosis (huesos frágiles), la fatiga y la debilidad muscular. Una carencia de vitamina D también puede ser signo de una enfermedad grave, como la celiaquía o la enfermedad de Addison, que son trastornos autoinmunitarios que destruyen la capacidad de producir cantidades adecuadas de hormonas y se asocian a niveles bajos de vitamina D.